Así es como te haces hombre:
conociendo los fracasos,
la derrota, las heridas;
levantándote de nuevo
después de cada caída.
Apretando, firme, el paso
y emprendiendo la subida,
luchando por superarte
con firmeza sostenida.
Así es como te haces hombre:
logrando con disciplina
que tus fallas sean vencidas,
construyendo, paso a paso,
la senda no comprendida
por aquellos que no saben
levantar su alma vencida.
Erigiéndote en el dueño,
amo y señor, absoluto,
de tu destino y tu vida.
Así es como te haces hombre:
comprendiendo tu grandeza
(naturaleza divina)
y siendo humilde y solidario
con la gente sometida,
demostrando tu nobleza
y ayudando al desvalido
con mano franca, extendida.
Así es como te haces hombre:
luchando, luchando a diario,
sin doblarte a la fatiga;
teniendo fe en que, muy pronto,
alcanzarás esa meta
largamente apetecida.
Viviendo en tiempo presente,
sin esperar al "mañana"
para reconstruir tu vida.-