Quiero expresar mi congoja
por el tiempo en que vivimos,
diluir mi tristeza en estrofas
que cumplan una función:
-ser cruzada del desatino
en pugna con la barbarie
que pigmenta a la razón.
Elevo, temblorosa, mis brazos
y expando al viento mi furia,
el numen de mis palabras
entonan voces, pensamientos, latidos.
En mis manos no está la llave,
pero sí el camino que nutre
dormidos viajeros de un mismo encuentro.
Porque es reducto firme que lustra,
que nos empapa en la savia,
en los fluidos de la verdad absoluta.
En las voces hay ternura,
temores y ensueños,
que riegan oídos de este pueblo.
En sus andares milenarios,
con sus muy distintos dueños,
aprendimos el camino que extravía;
estancia lenta, transida de dolor y guerra.
Y el que nos lleva a un solo encuentro,
a un camino recto y firme.
Hoy se llena el camino de presencias
con miradas en desmayo
y silencios en requiebros.
Paso a paso, piedra a piedra,
el camino se va haciendo,
con azules espacios engalanados
de cruces, estrellas, medias lunas,…
Fuentes puras para almas puras,
más, opio indolente para ignorantes
que repican gozosos con las muertes.
Llenemos nuestro hogar
con dulces vanidades y necios parloteos.
A cada cual, le llena y regocija
su emblema y relicario,
el banquete de su Pueblo,
la Historia de sus antepasados.
Elevemos nuestras manos con saludos,
hagamos de Melilla “el Equilibrio”,
llenemos páginas de leyendas para el futuro
donde reine la Paz con vehemencia
y reciban nuestros Hijos, en lo que creímos,
hasta el punto de parecer TODOS UNO.