Las palabras callan mis ofrendas,
sinedo pequeñas y casi entreabiertas,
recordando con esfuerzo alguna tristeza,
sin llegar al Norte, de miles de flores secas.
En el tiempo, escribo siempre sutilezas,
poemas de sentimientos y grandes bellezas,
derrumbando un corazón, con mentiras secretas,
sin besos que me esperan con la luna llena.
Y si la prisa no llega, andaré muy lenta,
esperando lo que no se siente, aunque duela,
inventando oasis, sobre un mundo de cautela,
soñando paraisos con ternura entre mis venas.
Amor de mis amores, duende de mis aguas eternas,
despertar del sol, cuando la luna no navega,
árbol de la solitud, que tanto me serenas,
corazón de corazones, pálpito de mi existencia.