He venido hasta tí para saciar
esa sed de amor
que te sofoca el alma
y te rebosa el corazón
en la soledad de tus noches
sin estrellas y sin magia.
Conocerás el Amor,
sin duda alguna, en tu vida,
tal como lo habías soñado,
tal como lo has anhelado
en tus momentos de amargura.
Te lo garantizo yo,
que vengo a entregarte mi alma
saturada de ternura,
de abnegación, de promesas,
de una nueva primavera
con sus racimos de soles
en premio a tu larga espera.
No será en vano tu sueño
de dicha eterna, infinita;
yo haré que tu alma bendita
se inunde de amor con creces
y compensaré mil veces
tu soledad y tus cuitas.
Soy la lejana respuesta
a lo amargo de tus plegarias,
soy el bálsamo de abrigo
ante tus noches solitarias.
Soy el Amor en persona
que hoy se tiende ante tus plantas,
seré tu sombra y tu aroma,
de tu alma la corona,
el calor en tus manos santas.-
Eduardo Ritter Bonilla.