Persuadido soy, que solo sé tu nombre,
mas que todo, no deseo que te asombre,
llego sin careta ni disfraz en el corazón
rompiendo regla, doy ésta mi declaración.
Te comulgo mi fervor y espero tu piedad
ofrezco amor de hombre y espiritualidad,
es lo único que poseo en la tierra bendita,
que me ignores, pido a Dios que no permita.
Imagino que tendrás quizás sueño diferente
o ya tiene tu corazón mejor pretendiente,
pero mi culto de amar solo sabrías si digo.
Niña; deseo un vergel y compartir contigo.
Tu sonrisa es esperanza y llena mis venas
que se pierda un día, sería mis condenas,
pidió que no se quiebre este momento frágil.
Arrancarte una sonrisa no me fue tan fácil.
Autor: Alcibíades Noceda Medina