Solo yo sé de ésta verdad que desde mucho antes
sin que nos conociéramos, yo ya cantaba nombre.
En el agua juegan feliz juntos nuestros semblantes
y eso fue desde niño, hasta que me hice hombre.
Recogía flores silvestres, sin saber a quién regalar
también escribía poemas al fantasma de tu rostro.
Flores y poemas por adorarte improvisé un altar,
antes que se marchitase, donaba al rostro nuestro.
Con certeza sabía plenamente de tu real existencia,
en mi sueño tú me hablabas, de los que éramos
en otro tiempo muy lejano, en otras circunstancia
y es la razón qué, con estos recuerdos creciéramos.
Pasaba mi tiempo buscando mariposas coloridas
imaginándome que la más alegre era igual que tu,
hasta que se hizo realidad tantas ilusiones perdidas,
al vernos; cual conocidos nos abrazamos con ímpetu.
Desde ese día hablamos de nuestros sueños vetustos
de lo que fuimos, de lo que seremos junto nuevamente,
seremos mas felices ahora o como antes sin disgustos.
En ningún momento ninguna pena nos recuerda la mente.
Sin embargo a veces una sombra extraña nos invaden,
si te amé desde hace tiempo, porque no ha de ser ahora.
Haré tu voluntad como antes, viviendo como nos agraden,
en otro tiempo cuan feliz fuimos y más aún en ésta hora.
Autor: Alcibíades Noceda Medina