Vive.
Queriendo permanecer oculto, sin lograrlo,
tal como una crisálida, al desplegar sus alas.
Late.
Y se retuerce por no expresar, y malograrlo,
un sinnúmero de sensaciones mas que vanas.
Crece.
Y se agiganta cuando en su interior se instala,
todo un mundo ideal, pleno de sentimientos.
Grita.
Pues quiere que se escuchen de lejos sus lamentos,
ya que aflorar no puede, sufre, y se acorrala.
Llora.
Y en su llanto una vez mas , por fin, se desvanece,
imitando la premura del sol en el ocaso.
Duerme.
Hasta tanto y sin proponérselo, florece
algo, que se convertirá en nuevo fracaso.
® Susana Valenzuela
22-01-11