Creo que estoy enfermo,
mi enfermedad es la vida.
La vida nos somete a cambios constantes,
nos humilla y golpea,
y a veces,
pero solo a veces,
nos hace sentirnos victoriosos,
solo lo hace para que nos acomodemos
y facilitar asi hacernos caer mas fuerte de nuevo.
Dolor y angustia,
penas y malas rachas,
agonía y desengaños,
un espejismo de felicidad
a cambio de una realidad cruel,
ese es el precio de vivir.
Me falta algo
y sé lo que es,
el antidoto para mi enfermedad
lo perdí hace días,
si encuentro otro
no será más que un puto placebo,
algo que me volverá a estraviar
por este maldito laberinto.
No seré el mismo,
la enfermedad deja secuelas,
igual que la medicina ha tenido efectos secundarios,
nadie quiere sufrir,
nadie querría estar como yo ahora,
nadie merece amar un imposible,
nadie puede comprenderme.
Soledad e impaciencia,
subir al cielo y caer de golpe,
soñar despierto y dormir sin sueños,
la ilusión de ser plenamente feliz
destrozada sin aviso previo,
ese es el precio de vivir.