A jose Maria Monn Erase una vez una callecita de pueblo y una casa de barro con olor a pájaros y lluvia, erase una vez una plaza y en la plaza una iglesia, y en la iglesia un siglo de serpientes saliendo del pozo olorosas a olivos, erase una vez, erase dos amigos uno con soles de oro en el cabello, el otro siempre triste, corrian en un patio de gallinas donde acudian palomas y tocucitos como relampagos del tiempo, amigos jugando a un sueño breve de infancia donde no existia el infierno., una vez despertaron en una despedida, un hasta nunca de breve sueño., siempre llegan palomas y tocucitos al patio, todos los atardeceres y se oye rugir el mar a lo lejos a la hora del retorno de los pescadores, y de los dos amigos de infancia nunca se oyo nada, nada escrito, ni una carta, ni una palabra en el viento, el pueblo sigue soñando breves sueños en su mundo de tejas, nos ha vencido la tecnología y la maldad de otros hemisferios, a veces parece se oyen las voces de los chiquillos en el crepusculo Adónde habran ido los niños esta tarde aya tan lejos?