Te quiero en el dolor que deja inerte
la loca voluntad del sentimiento,
que solo brota en mí para quererte.
Te quiero en el oasis que presiento
para la sed constante que provocas
bajo la leve sombra de tu aliento.
A veces soy al mar como las rocas
y a veces mansa arena a su rivera
que se derrama al punto en que la tocas...
Es duro el corazón para el que espera
y leve palpitar del sentimiento,
y es daga de cristal y breve esfera,
o es brisa salvadora, dulce intento
que da luz a la noche que despierta,
y abismo para el más cruel sentimiento.
Y así te quiero siempre, sin banderas,
adelfa en flor y lirio derramado
sobre tus manos limpias de hacederas
sobre tu amor valiente y descarado,
de gritos atrapados en los dientes,
de amores siempre fieles siempre ardientes,
y ausencias que los tiempos nos han dado...