Para el trabajador de un fábrica,
y para el que hace cerámicas.
Para el cómico peluquero,
y para el adorable pastelero.
Para el inolvidable profesor,
y para el perseverante encuestador.
Para el generoso médico,
y para el nuevo político.
Para el tímido veterinario,
y para el movedizo bibliotecario.
Para el indispensable bombero,
y para el rutinario verdulero.
Para el importante empresario,
como también para el amable voluntario.
Para el creativo periodista,
y para el que vende diarios y revistas.
Para el que defiende lo justo,
y para el que vende repuestos.
Para el trabajador del amor,
y para el que ayuda con todo su rigor.
Para el que lucha todos los días,
y otorga todas sus energías,
para que el mundo de hoy en día,
este enervado de armonía.
Feliz día del trabajador,
a todos lo que aportan su pedacito de luchador,
ya sea desde el amor o del labor,
para que todos gocemos de un mundo mejor.
Todos nos merecemos ser felices,
gozar de los mismos derechos,
y también tener las mismas chances,
de concretar nuestros sueños.