Al escribir o al hablar,
estamos llenos de reglas
que ya son una manía:
hablo de la "ortografía"
y de la "etimología",
y de la ingrata "prosodia"
(que, a mí, me suena a "rapsodia")
para evitar que el hablar
produzca "cacofonía".
Parece que han complicado
con un exceso brutal
el uso de lo que llamamos
"construcción gramatical";
veamos algunos ejemplos:
Si de lo que aquí se trata
es de mostrarnos la pierna
de alguna muchacha tierna
(como salida del horno)
¿De dónde sacan el "porno"?
Para mí que debería
llamarse: "piernografía",
por lógica elemental.
Si lo que sostiene al cuerpo
es un sistema de huesos
que nos mantiene tan tiesos,
¿Por qué dicen "osamenta"?
Para mí que lo correcto
sería decir: "huesamenta"
y dejarnos de tropiezos.
Unos dicen: "gelatina"
y otros dicen: "jaletina";
pero todos se refieren
a esa cosa cristalina
que tiembla toda y se mueve
igualito que mi abuelo
cuando, en la calle, camina.
Unos decían: "corcholata"
y otros decían: "chorcolata"
(cuando éstas aún existían)
¡Caray, señores, qué lata!
¿Dónde está la diferencia,
si esas cosas sólo abrían
mediante un destapador?
Es mejor la "tapa-rosca"
que no requiere abridor.
En lo que sí estoy de acuerdo
con los señores lingüistas
es en condenar el lerdo
uso de frases simplistas:
el decir: "mas sin en cambio"
ó, peor aún,: "mas sin embargo"
es un disparate amargo
de ignorantes "costumbristas".
¡En fin!, Cosas del idioma
que nos ha tocado hablar:
nuestro IDIOMA CASTELLANO
¡de una belleza sin par!
Medio millón de palabras
a nuestra disposicion
para hablar correctamente,
con apropiada dicción.
Sólo algo les recomiendo
y lo hago con gran fervor:
estudien bien nuestro idioma
y úsenlo atinadamente,
de una forma inteligente,
así hablarán-- ¡"más mejor"!-
Eduardo Ritter Bonilla.