Vivo mi vida de siempre, sin oír te quiero
aquella, por la que opté, permanezco aquí firme
a las cinco pastas y té, ensayo hoy nutrirme
y a esperar otro diciembre, es imposible enero.
Qué más da un mes u otro, con esperanza penada
sólo trato de seguir, por si aún piensa volver.
No soy capaz de partir, cargando acuesta el ayer,
aunque tengo en mí tu rostro mirando la nada,
Aquella en el que yo sueño, otro cielo le distrae,
donde huye la razón ahora es vana quimera.
Cuando apareces risueña, en mí algo se contrae,
que no hay nada a la sazón, intuyo y es severa,
Aunque sigues siendo dueña, mi anhelo decae
de mi preso corazón, que el amor no se muera.
Autor: El señor de los fierros
(Copyright © 2012 - Todos los derechos reservados.)