Lamento a la improbable existencia

Y sus manitas blancas
se fueron poniendo frías,
así como mi corazón,
el humo negro y asfixiante,
fue devorando los días y endureciendo a la razón
Su sangre y mis lágrimas se mezclaban en el pavimento
los rostros anónimos,
se limitaban a ver con morbo e indignación
allá afuera el crepitar de la rabia y el miedo
acá adentro.
Muerte y desilusión
sigo imaginando su onírico cuerpecito
siendo arrebatado de su natal lecho
sin razón.
Y así mi hambruna sensorial comenzó.
y no se dónde he y ha de parar.
infructuosa lucha por la justicia
gritos lastimeros
de un pueblo en extinción.
y tus manitas ya no están aquí para abrazarme
y tu anónima muerte solo queda en el corazón
incierto destino te dio tu madre
por creerte un fallo a la razón.
Mi carne,
mi sangre
mi único motivo
tu ausencia me duele tanto.
como el futuro de esta nación.