Dos vidas tristes y solas, en estas tierras lejanas,
quedaron truncas durmiendo, aquella triste mañana.
Dicen los que de eso entienden, que murieron sin sufrir.
No saben que el sufrimiento fue su forma de vivir.
Vinieron a este país para labrarse un futuro,
a mejorar su destino y olvidarse del pan duro.
Son dos seres con nobleza que vinieron tras su meta,
y que ahora en los registros son dos muertos más de ETA.
En sus vanas ilusiones, de buscar mundos mejores,
se cruzaron el gran mar, que hoy les muestra sus pavores. Su grandeza les impide comprender a esos canallas,
que en este mundo moderno pretenden alzar murallas,
para dividir al hombre con sus mezquinos rencores
y así continuar su obra, cual teatro de los horrores.
Hoy la muerte de estos hombres con autentico linaje
nos enseña: son guerreros con valiente y cruel bagaje.
Ni Palate ni el Estacio saben que “chucha” es ETA
y en el cielo se preguntan ¿Si solo fuimos “Paletas”
Ricardo Picó Mora