Triste desamor,
yo cargo la angustia del náufrago.
No llegó la noche cuando esperabas las estrellas
y te venció el peso de la espada
cuando fuiste a la guerra.
Te dejaron las aves cuando el alpiste se agotó
y en una cueva olvidada
te pusiste el traje de la ira.
En ti se cayó mi voz,
el deseo se hizo interminable.
Aun queda en tus brazos la sed bendita,
aun suspiras al sentirte amada
Como un viajero en el camino te añoré
y entre mis cosas guardé tus heridas.
OH gaviota herida, mujer de la tristeza,
cuando saco a relucir mis deseos
apareces tú en un altar de rosas.
OH mujer de rosa, yo fui el náufrago
y tú el fuego que prendí en la noche.
Porque soy un cautivo de tu amor
y vivo entre la sombra y la luz,
he teñido lentamente el horizonte
y he navegado en la balsa herida.
Entristece la cabaña de tu desaparición
donde la soledad golpea, azota y grita.
Cielos de tinieblas, vientos helados,
en tu alma se derrumbó la eternidad.
Traigo a tus pies la canasta de besos frescos.
La soledad, la cercanía y el dolor,
todo lo devoraste tú
con el alma dilatada y en silencio.
Los ríos se desviaron de tu alma hacia la mía
y amé verte así,
queriendo no amar y persiguiendo
el corazón que huía de tus manos.
Aun te amo yo, mujer ausente.
Por qué te fuiste tan de pronto.
Esta tarde las olas cantan tu nombre.
Mujer de rosa, tengo el alma desmayada
y estoy amando la peligrosa cueva de tus brazos.
OH mujer de rosa, yo fui el náufrago
y tú el fuego que prendí en la noche.
ATO HUAIHUA
LUIS ALBERTO
"EL VUELO DE LA GAVIOTA"