Tus palabras renueva esperanza,
en mi desierto día florecen como rosa,
expresada en tu tierna promesa,
desde la lejanía, a pesar me alcanza.
Las frases que me llegan prodigan milagro,
llaga expresa, de la blancura de tu alma.
Tu imagen está en mí como fantasma,
me impulsa a llegar a la meta y al logro.
Desbarato la ficción y vuelve realidad.
Es angustiante, el hecho de no oír tu vos,
urge en mí como grito, pero no me atrevo,
procuro que no me domine la ansiedad,
de acunarte en la vigilia de mis brazos,
y arrullarte en la intimidad, y los besos.