Desde el umbral de mi pensamiento,
aun te observo mientras duerme,
contemplo el encanto del momento,
sin tiento el amor en mí es perenne.
Aminoro el ritmo cardiaco en instante,
al tiempo de calma, de tu alma desnuda,
que habita en la orbita de mi mente,
tu figura mujer excepcional idealizada.
Ni en sueño la idea de besarte resisto,
en la creación de la sublime fantasía,
reposa tu cuerpo angelical, lleno de gracia.
De nuevo te siento en mí manifiesto,
como ante lleno solemnidad y dulzura.
Hazte real y, vuélveme en la cordura.