Instalada en ese bendito espacio
que limitan tus brazos con ternura,
se apodera de mi una gran premura,
que me beses, muy dulce, muy despacio.
Que recorras de mi boca el interior,
sintiendo en esa cavidad divina,
mientras fluye en los dos adrenalina,
apetito de tu cuerpo, de tu amor.
Que se animen tus manos atrevidas,
a recorrer espacios infinitos,
haciéndome expresar deleite a gritos,
ya dueñas de mi carne enfebrecida.
Y un tic tac atraviese la frontera,
que no exista un dónde ni hasta cuando,
la luna o el sol nos vea gozando,
de nuestros cuerpos, una vida entera.
®Susana Valenzuela
05-10-11