...y como se alejan, como montañas de arena
que quisieran jugar a ser viento,
como un desierto alado de sueños
que buscaran sin cesar el infinito.
más todo se transforma
en vano intento de evitarlo.
tan solo me queda mirar el brillo
que ya se desprende de aquella inmensa luz
que quizás, nunca tuvimos, o tal vez,
algún día sí fuimos un mismo corazón,
ese que ya solo se ve,
desde este helado balcon
de nuestras ausencias.
Cuanto sueño en el jardín ya se marchita,
cuanta vieja estancia,
y cuanto paisaje del libro de nuestras vidas
se disipa ya, sin darnos cuenta,
entre la tenue luz que mora en los silencios.
Cuanto amor se me quedará dentro...
Y como se van marchando mis amigos
con ese traje gris que el tiempo,
siempre pone a los ausentes...
Cuanto sufrimiento a cuenta de los días
me quedan por vivir,
cuanta herida por abrir,
hasta hacerse rojo el mar detrás del horizonte,
más allá del aire,
del amor que siempre compartimos...