La calle bajo cero, y mi corazón
frío como el vidrio
de la ventana, o del vaso
de mi segundo whisky
de esta enésima tarde
en absoluta soledad.
¿Cuándo comencé a estar solo?
¿O alguna vez no lo estuve?
Busco, y aun allá lejos me veo solo...
Pequeño...a veces riendo,
Pero siento que nunca, o casi nunca
dejé de estar solo...
No lo sabía antes, pero la soledad
es un ácido que corroe la esperanza
y deja un resto de cruel cinismo.
O conformismo, que es casi lo mismo:
allá en lo hondo uno es consciente
de que casi todo da casi lo mismo
Mucha gente pasó a mi lado
y unos pocos creyeron, o pudieron,
ver algo más que el resto
El balance me deja
unos pocos amigos, los hijos,
algún amor perdido, y nada más...
Los recuerdos ya están muy usados
y su tenue calor se me esfuma.
Para adelante, no hay otra cosa;
el horizonte es una trazo desolado;
y el alma camina desganada entre la bruma.
Qué extraño... La vida parecía otra cosa...
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!