Quien alguna vez en su vida no soñó con sentir amor y sentirse amado; quien no deseó escuchar de unos labios: un te quiero. un te amo.
Quien al saberse amado y lejos; teniendo necesidad de amar, de dar, de confiar; de sentir el calor de un cuerpo que tiembla a su lado, a pesar del un calor sofocante, por que ese temblor no es del frío, es de esa sensación insoportable de ser uno cuando son dos; es ese temblor por no querer separarse, por miedo a que el espacio que se creé rompa la intimidad obtenida; es ese temblor que nos arranca lágrimas que no son de alegría, ni de tristeza, si no, de agradecimiento, de saberse amado, de saberse querido y de saber que aún, cuando nunca estuvimos juntos, los sueños y las ilusiones lograron la magia de haberte tocado y sentido, a pesar de la distancia.