De piedra y cincel, me encuentro ante ti,
Por vez primera no logro percibir la magia,
Que inyectan esos rubíes de destello carmesí.
Tu largo silencio y tu mirada perdida,
Me gritan que llego el momento,
El final que yo temía.
Arranco esa decisión de tus labios,
Mi último regalo, el que menos esperabas
Pero el que agradecerías eternamente.
Y con remordimiento pero liberada,
Con un aliento sellas mi historia.
Memorias que en palabras ruido son,
Memorias que escritas quedaron, En una sola y solitaria piedra.