Percibo correr como un torrente,
la sangre por mis venas
y mi mente acompasa su ritmo,
recorriendo con avidez los caminos de la vida,
que transita con premura y rapidez.
El tiempo pasa y no lo siento.
Todo es prisa y sortilegio.
Los años no cambian mi espíritu
porque amo mi existencia
y a quienes me rodean.
¡Soy feliz!
A pesar de ciertas incertidumbres
Que la vida suele traer.
Pero no mellan mi esencia.
Camino altiva y con avidez.
Inhalo fragancias que me envuelven.
Extiendo mi mano a los que necesitan.
Mi mente elabora sin cesar,
buscando lo sano y correcto.
No tengo respiro, pero no me abrumo.
Deseo dejar huellas en el tránsito por ella.
Que alguien me recuerde
con un brote de sonrisa en los labios.
Como la lluvia que moja la tierra,
donde las semillas germinan.
La sonrisa tierna de un niño,
el canto del agua que rueda entre piedras,
la brisa que mece las ramas,
los pétalos que inundan de aromas,
los rayos del sol que iluminan,
el canto de las aves,
los pasos del ser amado.
¡Así es la vida!
Colma los oídos de infinitas grandezas
y el corazón henchido en la contemplación
de la majestuosidad que hizo nuestro Dios
no tienen parangón.
Son hechos perfectos que nos hacen sentir
su comparecencia divina.
Siento gratitud por tanta dimensión
de su sublime Creación.
¡Soy feliz! Mecha Foderé