Ámame, mis labios titubeaban ante tu faz,
Que la plegaria noche sienta la candela que nos arde. Con esos astros pegados en nuestro altar. Como supernova que acrecienta nuestros instantes Ámame, no dejes de vivir el momento fascinante Momentos construidos de fluidez y plenitud, Y déjate llevar de hechizos sobrenaturales Que nos mitiga como la suavidad de un tul.
Ámame, ¡no dejes de hacerlo!, dirígete a mis labios Sin nervios, sin timidez, sin vergüenza, Que las estrellas vibren de emoción infinita. En cada ósculo de tesoros y riquezas. Ámame, ¡anda vamos!, da existencia a tu pasión, Esa furtiva pasión que ocultas entre tu cuerpo, Llena de plata a la luna con tu calor.
Y conviértete en una diosa que crea un universo Azzazinz Derechos Reservados 2010