A ti, dama de las mareas,
nacimiento y muerte de mi seducida sustancia,
en ti brota y perece el tiempo…
A ti, brío fecundo de los arcanos,
perpetua patrona de los velados sentimientos,
eres el albedrío de los trece misterios.
A ti, que me escoltas en las sombras,
en la abisal y empírica magia
de mi adormecida alma…
A ti, que amorosamente indagas
en el lóbrego foso de mis ojos,
los vestigios de mis sueños…
A ti, cúbreme con tu silenciosa ardentía
de hechizo y ritual, tu diosa de las noches,
oh sublime señora de las brujas …
“A ti te conjuro excelsa fémina,
soberana rapsoda de remotos cánticos,
confíame el enigmático linaje,
del que tus devotas hijas son justas herederas.”