Te hablaré de amor,
mirando tus ojos,
esos ojos que todo lo amanecen,
tan cercanos siempre,
que acaban apoderándose de mi vida,
mi espacio.
Te hablaré de amor,
mirando tus labios,
esos labios dulces,
que hacen que me sienta,
un niño perdido
buscando sorpresas,
labios de besos furtivos,
que llegan,
y se escapan como deseos iluminados.
Te hablaré de amor,
mientras te acaricio desnuda,
y me pierdo en tu piel
cálida y dulce,
que siempre me recuerda al mar,
a mis sueños dormidos en la espuma,
a mis silencios cautivos,
mi romántica piel de luna.
Te hablaré de amor,
mujer de mi vida,
y nos perderemos
en un bosque de sueños,
sin importarnos el tiempo,
convertidos en un solo cuerpo,
amándonos,
como solo aman
los amantes en su cielo.