La brisa fria en un 24 de diciembre, tus manos ausentes de lo que alrededor acontesia, tus labios no tituviaron, simplemente te dejaste llevar por la pasión. Y nacio entre la frialdad de la noche, una braza ardiente que arrazo con el frio y calento mi pecho.
Tu aliento que por primera vez otorgavas la vida a mi alma, tu respiración al instante se acelero, tus labios solo enmudecieron y se petrificaron, el aliento que tu boca otorgo a la mía, fue la semilla que plantaste en mi corazón y con el paso del tiempo, por muy corto que haya sido cosechastes amor, amor de mis entrañas, que con cada dia que pasaba necesitava el oxigeno suficiente para florecer.
Tu aliento se convirtio en la mas dulce de las drogas, despues de cada beso me demostravas que en cada momento el soplo de vida se intercambiava, la ambrosia que se escondia en la dulsura de tus labios...