Jamás se ha de sufrir sin causa.

Jamás se ha de sufrir sin causa, por alguien que no siente lo mismo,
Por ti, es perder tiempo y derrochar energía que ha de ser bien canalizado.
Pienso todo esto, mientras el nudo en mi garganta, casi no me deja respirar,
Y este pesar rotundo y necio me hace suspirar, de dolor por lo que no puede ser.
Rememoro mi pasado, y entiendo con molestia y rabia, que este trauma,
Sentimiento lo experimenté con alguien más, y que resultó,
Ser mentira de mi mente, mentira el ego que me dibuja,
Castillos y princesas, soñados a medida que avanzaba y me hizo,
Creer una y otra vez, que era esto o era aquello, y con todos pasé,
Por el mismo dolor, entonces, ¿cómo creer que es verdadero?
¿Cómo una mala experiencia, que en mi vida se repite?
Llegó el momento de darle un alto a eso, llegó el momento del perdón,
Perdonar mis relaciones, limpiar mi mente recomenzara a, limpiar mi corazón.
Creer en la realidad mi vida, comprender que éste o aquel ser humano.
No es más que el prójimo, existiendo y aprendiendo en la misma escuela.
Pero estoy convencido, que las relaciones son espejos del alma,
Que yo, no exigiéndole más de lo que es capaz de darme,
Y sobre todo entendiendo que solamente ella puede brindarme,
El verdadero amor que necesita para continuar, mi vida.
Este bien, sufro hoy este amor sentimental, no correspondido,
Debe haber algo en mí que amo, algo que esa persona,
Cómo otras anteriormente que no me negaron y que añore mucho,
Porque de seguro no poseo. Y con gran valentía padeceré,
Este amor romántico que mi mente se encarga en mostrarme.
Cómo realidad, este sufrimiento de seguro tiene algo que ofrecerme,
Algo que aprender, la vida puede llegar a ser muy vacía si la veo,
Sólo con los ojos de la mente caprichosa, hay que buscar en lo interno,
El real valor de la mismo, y sentir las heridas que sólo nos retraen a la inmensa,
Sinceridad del espíritu, mi espíritu que mando a deambular,
Por superficialidades, dejándolo huérfano de virtudes verdaderas.
Estoy sufriendo y sólo yo sé, que es por tonterías, por error,
De mi vanidad, lo sé y no lo he podido o quizás no lo he querido,
Vetar, porque busco normalmente lo dramático del dramatismo,
Para sufrir por banalidades, ¿Acaso no fue así en el pasado?
¿Acaso no sufrí antes con la misma intensidad? y luego todo con un espejismo,
Desapareció, ¿por qué no tengo entinto que esto que sucede también es parte?
¿Del 50% de mi ilusión que vivo a diario?, entender de una vez,
Que mi mente ama el drama, y me convierte en sus esclavos,
¿Que es la calma? sino es aquella que me roba y me brinda verdadera. Paz,
Si no tomo riendas sobre ella. En estos momentos de superfluo.
Sufrimiento, en estos momentos, cuándo mi cuerpo se estremece,
Por un dolor sin causa, necesito el silencio de mi alma, y la soledad,
De mis sentidos para meditar, sobre la grandiosidad,
Del universo en mi ser y comprender mi verdadera,
Valía, mirar más allá de los límites de mi conciencia humana y enamoradiza.
Y trascender del amor especial lo que genera, que me ofrece el poder superior,
Sonreír, sólo yo sé sonreír, en medio de la tragedia, por encontrar un amor,
Por mi felicidad, sonreír ante lo que no tiene consistencia, finalizada.
Copyright © 2010 - Ramiro Álvarez Cedeño.