Dos luceros se apagaron,
dejando de brillar en tu universo.
El sol perdió su calor.
El cielo no es más celeste.
El viento perdió su brisa.
La lluvia su candor.
Nada percibo, nada siento.
Sólo me queda el mar,
que me sigue llevando hacia
adentro, para que no deje
mi alma de soñar.
Y entre sus olas, su melodía
hechicera y su aroma fresco,
quiere con su encanto, envolver
mi cuerpo, que inerte,
se deja llevar por la marea,
donde renace la ilusión
dentro de cada caracola,
con el eco de su fuerza
que me abraza y de amor
me cubre, transformando
mi cuerpo, en una más
de sus sirenas.
Y entre sus olas, seguirán
mis versos,
cantándole al amor.
Horizontesazules
Lina
19/05/2019
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