Gusto en verte
de nuevo, amigo mío.
Que ¿dónde había estado?
temporalmente ocupado,
voluntario desterrado
en esos valles del olvido;
las cosas no han resultado
como yo hubiera querido.
¿Ella? debe estar bien
(eso creo)
mas, para serte sincero,
hace ya un tiempo eterno
que no lo sé ni la veo.
¿Conmigo? no, no, que va,
(es lo que yo más quisiera)
pero desde hace algún tiempo
yo estoy dentro y ella afuera.
Sí, sí, afuera de mi vida,
es lo que quise decir;
no fue mía la decisión:
un mal día, su corazón
decidió, sin más, partir.
Desplegó sus blancas alas
y se fue por la ventana
dejándome una mañana
y, desde entonces, voy de malas.
¿Que no me encuentras muy bien?
¡Si yo estoy de maravilla!
palabra que no me importa
que me dejara a la orilla,
en la mitad del camino;
todo es cosa del destino
(ó de esta suerte amarilla)
pero no digas que es ella.
Ella no tiene la culpa,
¿la recuerdas? ¡es tan bella!
No te preocupes por mi;
no, no estoy desesperado,
es sólo que me falta el aire
desde que no está a mi lado.
Muchas gracias por tu abrigo,
pero no creo que me sirva:
el frío lo siento en el alma
desde que no está conmigo.
¿Que me veo desaliñado?
¿Que está muy sucia mi ropa?
Tienes razón, no es la copa
en donde está la solución
(y, menos, en la botella)
es sólo que pienso en ella
y se me nubla la razón.
¡Tengo roto el corazón!
me lo ha detrozado "aquella."
Por cierto, ¿tienes dinero
que me pudieras prestar?
sólo por unas semanas,
mientras vuelvo a trabajar;
no, no es para beber
(ya bebí más de la cuenta)
es para pagar la renta,
tú sabes, el alquiler;
ya debo los cuatro meses
y ya me quieren correr.
Bueno, bueno, no hay cuidado;
claro, tú no te preocupes,
no es que en vano me castigue,
ya sé que "la vida sigue";
me ha dado gusto encontrarte,
un día paso a visitarte,
cuando esté menos cansado.-