No sé si ya he muerto,
o realmente vivo muriendo
poco a poco,
entre las serpentinas
profusas de tu pelo
entre mi vientre o,
entre cada beso de
amalgamas en mis labios.
Si de morir lo he hecho,
perdona entonces
el enterarte por estos versos,
será que no ha sido
entendida mi incondicional
entrega, mis esperas
inconclusas, mis
derroches en tu cuerpo.
Y si ya te has enterado,
mi bella, has de cuenta
que vivi muriendo en tu amor
de a poco, insoslayablemente,
profusamente, dormido en
cada uno de tus sueños,
prendido a tus pechos
jugosos, absorvido
por tus oscuras y únicas
cavidades...
No se si ya he muerto
o realmente vivo muriendo.