Un día descubrí que la poesía vivía en mi corazón,
y abrí mi corazón;
un día descubrí que el amor estaba ante mis ojos,
y mis ojos abrí;
un día descubrí que el canto de los ángeles habitaba en mi voz,
y liberé mi voz;
un día descubrí que mis manos unidas a un pincel dibujaban la vida,
y las dejé fluir;
pero también un día descubrí que ya no me amabas,
que no necesitabas nada más de mí;
y en ese mismo instante
cerré mi corazón,
cerré mis ojos,
encadené mi voz
y amarré bien mis manos
silenciando mis sueños para siempre;
y con ese silencio,vestida de recuerdos,me esfuerzo por vivir. MARGA M.R. (mar 68)