Otra vez fumando a oscuras,
solo iluminado por la luz del móvil en el que escribo.
He recorrido ya la cama de punta a punta,
ya conozco su geografía a la perfección,
en definitiva,
otra noche que no dormiré bien.
A veces el cerebro debería tener un botón de apagado,
debería dejar de pensar,
dejar la mente en blanco,
y poder sumergirme de lleno en un tranquilo reposo,
pero mi cabeza va por una parte
y mi cuerpo por otro.
Hubo un tiempo en el que dormía bien,
estaba en orden,
así de sencillo,
el caos no se apoderaba de mí,
tenía un “buenas noches“ que me relajaba,
y un “buenos días“ esperándome por la mañana.
Así todo era más fácil,
así es como yo quería verme,
y no como en este momento,
acompañado de un triste insomnio,
y notando que hay algo que me falta,
algo que tal vez me falte para siempre.