Mirada de un niño

Si miras los ojos de un niño
verás reflejada la pureza,
en cambio en los ojos del adulto
vemos que solo hay tristeza.
El niño es ingenuo
es todo amor y bondad,
el adulto es vanidoso
y en su corazón hay maldad.
Debiéramos todos ser niños
y tener pureza en el corazón,
tener la blancura de su espíritu
y no olvidarnos nunca del perdón.
El niño no juzga
no critica, no cuestiona,
en cambio, el adulto
ninguna de estas cosas abandona.
Miremos los ojos de un niño
y llenémonos de su bondad,
y nuestros ojos mañana
lo mismo podrán reflejar.