Ahora que deseo, no pasan las horas,
sin embargo, los años pasan ligero.
En mi basta vida prodigue día severo,
uniendo días y noches sin auroras.
Se hizo presente lo que mucho aguardan,
el amor, cuando mis días declinaba.
El lánguido cuerpo se tornó donde estaba.
Ya es costumbre para mí que todo tardan.
Paseo mi alma con la suya alegremente,
igual manera vitalizo el enfermo corazón,
alejando de mí entorno toda desazón,
Retorna a su cielo el ángel clemente,
no era ficción, es una diosa real,
en cuerpo de mujer de caricias celestial.