Eres farol en la noche donde debo llegar,
llama encendida de mi pecho en todo lugar.
Mi sol anhelante, de noche mi estrella guía,
tú misma gracia me inspira para hacerte mía.
En la dulzura de tu voz hay nota de poesía
sonante preludio, que en el alma es alegría.
En tu mirada hallé mi canción perdida,
que no sabe de nostalgia ni de despedida.
Cuando aun eras niña hice versos a tu risa inocente,
desde entonces de tu simpatía estoy pendiente.
Quiero robarte el suspiro virginal en silencio,
sentirte cual agua dulce que corre despacio.
Mientras, la lluvia moja tus encantos de veras,
donde ya se despierta a la luz tu primavera.
En ti encuentro armonía, siento paz y felicidad
pero, tiempo de espera atormenta mi serenidad.
Tú das energía errante que emana torrentoso río.
Amor, a tu lado se reservó un lugar mi albedrío.
Autor: Alcibíades Noceda Medina