Las cartas sobre la mesa,
el orgullo del guerrero en cada labio,
un manjar de los lobos
que se dejan y profesan, la callada
quietud de un odio entre varios...
Bestias del oprobio y la desventura
bravos herederos, y cauces muy profusos,
sangre y lágrimas
el costo del dolor que aún perdura
un ataúd de nóbeles chiquillos
logísticas en mares de roces difusos.
El Rey de diamante, el as que lo
juzga y condena
el variado instrumento
las hadas semi prostitituidas,
un costal de pupilas y de penas,
el alma de jesús
volcando ira en sus derivas.
y tu! tu que hiciste
de mi alma un bestiario clandestino,
un manojo de noches
gastadas y mal dormidas...
Y tu! que quebraste
con tus manos mis destinos,
cuando nadie daba un céntimo
y quizás nadie los dé, en este todavía.
"...Si el dolor es menester entonces...júzguenme..."
---algún día, de algún setiembre, de 1981---
(Marbella)