Es poco decirte
¡amor mío! la felicidad que me diste,
poder escuchar el sonido de tu risa franca, que mis oidos deseaban oír desde siempre, ya que desde un año eres el dueño de mi amor y esperanzas.
Tú sabes bien, que eres la brisa que se ha colado por la rendija de mi ventana cada mañana,
llevándome tus cantos armonios de nuevos sueños felicidad y añoranzas.
Y desde mi distancia, te esperaba pacientemente, con la esperanza de depositar en tus labios un beso ardiente.
Hermoso fué el encuentro, con tu esperada y ansiada
voz que junto con tu profunda mirada,
despertaron en mi corazón ilusión, amor y ansia, ya que tú venias sembrando en mi tierra seca, las semillas
de tu cariño , fe y alegrias y la lluvia de estrellas, se encargó de regarlas
en abundancia.