Descarté la noche para contemplarte
porque estaba negra, sin estrella alguna.
Todas se escondieron, se escondió la luna,
se escondió mi anhelo de poder hallarte.
Si te he dado todo, qué más puedo darte.
No hay en todo el mundo como tú ninguna
y es la noche negra, tan inoportuna
cuando ni siquiera puedo imaginarte.
No te escondas, cielo, luce entre las sombras
tu mirada clara, luminosa, pura
donde los fulgores de tu amor cintilan
como cuando a veces con amor me nombras,
cuando de tus labios mana la dulzura,
porque sólo mieles al hablar destilan.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC