UNA NIÑA LLAMADA AMORES No.2

Extasiado sonreí ante el ánima,
aparecida frente a mi sin quererlo,
que hablando en su lenguaje lastima
y a la vez me brinda consuelo.
Y ahuyentó de mi los sinsabores,
amargos cual agua de los mares,
me llevo su visita a los altares
donde pedí a Dios tiempos mejores.
Conquisto en silencio mis oídos
con su perlada quietud mañanera,
y enjoyo con su canto los sonidos
del retumbo triste que antes quisiera.
Hermosa alucinación madrigalesca
que impulsa hacia la vida mi tormento,
compusiste una canción tan púdica
que lapidaste mi tristeza en un momento.
Dudé si cotejarla con un querube
o con un recadero del mismo averno,
aunque no la vi bajar de una nube
supe que acudía a darme su mano.
Entendí que era un ángel aparecido
cargando respuesta a mi tristeza,
respondí ante esa paz enardecido
advirtiendo un futuro de belleza.
¿Disipara acaso mi perpetuo dilema?
recorrerá con su sombra mi desdicha,
vistiendo consigo perdurable dicha
en la oscura quimera de mi problema.
Amanecere quizás con su ofrenda
de encauzar mi vida por otra ruta,
para darle a mis pesares causa justa
sin desvíos homicidas en bajada.
Quizás en mi corazón yo advierto
que cupido acertó un flechazo,
y por recelo a digerir un rechazo
he querido dejarlo y tenerlo oculto.
Acaso mi cuerpo mortal sigue esquivo,
de mi alma en su letargo sepultada,
y mi ser mora en mazmorra limitada,
viviendo del recuerdo mísero, cautivo.
Posiblemente su abrazo lastima, hiere,
y de su cadena terrenal quizás me prive,
mas el alma cuando el hombre vive,
reside en sueño si el hombre muere.
Limpiara talvez mis llagas relamidas,
que por amores se levantan airosas
o serán ante ella sangrantes pudorosas
y estarán de blanco a rojo vestidas.
Si ella es ritual de amor y presente
repleta plenamente de oferta y promesa,
a quien temer en amenaza de muerte
cuando su pasión es agonía que se desea.
No creía la certeza voraz y aguda
con que descifró mi tribulación,
marcada a través de la senda,
que camino en pos de liberación.
Si en su deslustrada figura inerte
encontré respuesta a mi dolencia,
como no pensar que seria la muerte
de mi sufrimiento en su presencia.
Expectante ante su versátil glosa
enmude ofuscado en mi asombro,
clamando se transmutara en rosa
la esperanza que en mi sembró.
Dilucide un coagulo de ilusión
al saberme escrutado por sus ojos,
urdiendo traería redención
a mi cuerpo reducido despojos.
Trate aun en su tierna requisa
explicarle mi dicha anhelada,
que la he visto aparecer cariñosa
cuando mi alma ha sido destrozada.
Espere cada día una sonrisa
que me diera fe de que existes,
abrazando tú nombre divague
y en mi senda no apareciste.
Te pensé, te soñé, te llore
infinitamente, vanamente sin verte,
tu inevitable y eterna ausencia
agonizo en mi soledad silente.
Que quise mecer la esperanza
de abrazar una vez más tu verdad
y en pos del regocijo,
mi amor hizo por tus sendas
alguna vez dulce paso sin piedad;
emboscando estelas de lo que fue
de aquello que tu paisaje huella dejó,
ahora en mis noches de interludio
sumisamente anhelo sin temor.
En el curso de este infame sueño
yo me consolaba triste acaso,
en ver etérea una vez tu imagen
y reales mis engaños,
allí, pequeño, tierno, abandonado,
agazapado te he esperado,
sintiéndome infelizmente solo
en la noche que empieza.
Como el extenuado niño
que en la tumba del padre se queda
cuando todos ya se han ido
y no comprende en su ignorancia,
la espalada de tierra sórdida
que en la fosa insondable lanzan,
y se calla a sus pies, inmensa.
Gritando sin auditorio
mi aullido perplejo se levanta
vulgar y soez a las estrellas,
sin eco...creía que te alcanza
y no sabe mi voz que es
cual sapo principesco a quien no besan
los analógicos labios desdeñosos
de ella...clausurada.
Escribo convencido en mi poesía
"nada hay más cierto que el olvido"
y pienso mirando mis manos,
que solo hechas de barro están,
percudidas, vacías, sucias,
para atrapar clandestinas sombras,
y con mis dedos persigo fantasmas,
palabras, versos que se escapan
por el desagüe turbio del vacío.
Está tibia la hierba y es hermosa
la luz de una humedad que apenas rozo,
si en el roció encuentro la premisa
que prueben mis labios el destrozo
de una ebriedad sensual y dolorosa,
ven a mi boca, dulce ave cantora
que a fuerza de volar perdiste el nido,
que también con las memorias
mi alma petulante llora,
al comprobar lo mucho que he sufrido.