Así como grande y perfecta es la paz,
fuerte y seguro es tu amor,
cuan hermoso es vivir con tu paz,
está en el fondo de tu alma.
Desde que te hallé todo nuevo se tornó,
una calma infinita embarga mi ser,
mientras me da consuelo tu paz,
miro sereno los años pasar.
Cual la hermosa mar me das tu quietud,
en ti encontré tranquilidad para mi alma,
cuando en mi corazón recibo tu paz,
me siento inundado de tu luz.
Si tu amoroso pecho me brinda reposo,
de inefable alegría se llena mi corazón,
el seno de tu alma infunde la quietud,
confiado en ti hallo gran solaz.
Refugio placentero son tus brazos en la noche,
hasta que viene el día con su perennal fulgor,
si me tiendes tus brazos me lleno de gozo,
cuando tus brazos me acogen siento la paz.
Lupercio de Providencia