Anoche, gozamos plenamente nuestro amor. Tendidos, en una hamaca,
frente a la cómplice playa y escuchando los murmullos de las olas,
haciendo eco de entrecortadas respiraciones.
Y ahí estaban dos cuerpos, unidos, fundidos en un eterno momento,
mas luego, sin saber si ha sido el cálido clima o el maravilloso entusiasmo,
dejándonos exaustos, el deseo culminó.
La piel húmeda de pasión y deseo, las lágrimas de dicha,
nuestra escasa ropa mojaron.
Qué hermosa melodía escuchar tus palabras en ese tierno tono tan propio de tu voz.
Ay! cuánto yo he sufrido la siguiente mañana, todo esto fué mentira,
tan solo fué mi anhelo el que lo soño!