En la mente hay umbrales secretos
y axiomas absurdos, enunciados,
que dejan siempre en lo sombrío
la humana percepción de la existencia.
Viví felizmente en su sentido
cercano al mío, aunque lejano,
y encontré virtudes reluciendo
entre una y otra oscuridad.
Amaba natural y simplemente, era una señora,
su inteligencia cautivaba por lo escueto y lo profundo
y seducía con la serena intuición de su pureza.
“Sólo pides que te amen”, dijo.
Y allí, en el mismo ser de la locura,
fue donde hallé sublime. su cordura.