Adiós, adiós, adiós;
juventud que me abandonas,
tan bueno que fue al principio,
y ahora cuentas las horas.
Apenas tiempo me das,
para hacerme sonreir;
y en mi místico penar,
tan sólo suelo sufrir.
Yo no sufro por no estar,
sino por verte partir,
no es lo mismo aquel ayer;
que el mañana por venir.
En el presente presiento,
que el pasado fue sutil;
y que el futuro se acerca,
con cara de ser hostil.
Adiós , adiós , adiós,
juventud que me abandonas;
tan bueno que fue al principio,
y ahora cuentas las horas.
No me dejes por favor,
¡Mira como te ruego!
yo que ha nadie le he rogado;
te lo pido por piedad, tómame de tu mano.
Tú sabes que he sido yo,
como todo un buen soldado;
con mi fusil como escudo,
cuantas guerras he confrontado.
En mil batallas violentas,
siempre fui el abanderado;
y me cubría ese cielo,
que Dios a todos ha dado.
Con tu apoyo yo logré,
y sé que aún puedo lograrlo;
disfrutar de los amores,
que en mi corazón hoy guardo.
Adiós, adiós, adiós,
juventud que me abandonas;
tan bueno que fue al principio,
y ahora cuentas las horas.