En lo más profundo del corazón
del ser revolucionario,
existe el deseo de morir bien,
por una causa noble,
por la noche
que desperdiga incertidumbre
y cubre sus movimientos,
por el amanecer
que induce al gallo
a cantar feliz,
ante la alborada
de un día nuevo de camino.
También por ese gallo
que morirá de angustia
y jamás cantará las luchas
por las tierras mal repartidas,
por esa tierra
que cubre no sólo al muerto,
pero que fecunda a cada minuto,
nuestro pensamiento.
Por el trabajo
del obrero plusvalítico,
que se arrastra por su ignorancia
y que morirá también
de angustia
y de hambre,
aplastado por una máquina
empleomaniática,
que no lo dejará cantar tampoco,
hasta el crepúsculo
de un nuevo día de camino.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!