Búscame en tu piel cada vez que no esté contigo,
observa bien mis dedos sobre tu vientre,
ahuyenta mi esencia que eriza tu espalda,
y recoge tu cabello cuando bese tu cara.
Ahora que la soledad te acompaña,
y que mis palabras ya no te arrullan,
deja que el silencio caliente tu cama,
deja que el vacio repose en tu almohada.
Búscame en la ventana que mantienes cerrada,
que observa peatones que no vuelven a casa, ahí donde la luna se queda varada,
donde el sol te observa cada vez que pasa.
Y si acaso volviera al calor de tu alma,
sería para ver si es verdad que me amas,
para sentir la dulzura de tus entrañas,
cuando me amas dormida dándome la espalda.
Y si acaso volviera al olor de tus manos,
sería para oírte decir que me extrañas,
para que me dejes el corazón en pedazos,
cada vez que te ríes, cada vez que me engañas.
Búscame entonces donde te dé la gana,
tal vez no me encuentres en la puerta llorando,
porque sigo esperándote rendido en la nada,
porque yo soy el tonto que te sigue buscando.