No creas que escondo las palabras,
me sumerjo en un mar de ecos azules
donde sigo conversando dentro de mí.
Allí, me encuentro con amigos, con los que ya,
no puedo hablar de otra manera.
Con otros que, aunque no han nacido,
les digo en mis adentros tantas cosas...
Cuando callo,
a veces hablo con las piedras
-huellas peremnes de otros tiempos-
que se unen con el mio.
O con aquel árbol que ves
y siendo niño planté a la sombra del abuelo...
Ya ves, hoy es el arbol sonoro de los vientos
y me devuelve la sombra que un día le dí,
ahora me habla de años y alturas
que yo ya no alcanzo...
Cuando callo,
hablo con animales y cosas,
con este mundo, animado y quieto,
con lo que veo y con aquello
que solo sé mirar de esta manera...
Si supieras cuantas preguntas y respuestas
quedan perdidas para siempre
en su silencio...
Cuando callo,
no hago otra cosa que hablar contigo
desde esos lugares donde el silencio
se afirma o niega en mis razones,
donde la reflexión va dictando
aquellas pequeñas cosas
que siempre se escapan
a la vertiginosa lectura de la vida.
Cuando callo amor,
es porque te estoy escribiendo
en ese espacio cálido y deguro,
real y nesario,
que solo se encuentra a tu lado
donde te puedo amar de otra manera,
aunque en esos momentos, tú...