Entre rosas y azucenas, margaritas y violetas
van cantando los poetas los enigmas del amor
y sus cantos dejan rastros al igual que los cometas
como estelas en los mares el magnífico vapor.
Profusión de sentimientos, lluvia fresca de alborada,
brisa clara, perfumada, pleno alarde de emoción;
ostentosa mariposa de colores dibujada,
que se posa jubilosa más allá del corazón.
Aman, sufren, sueñan, ríen, lloran, gritan, enmudecen,
en la mar de Dios se crecen, torbellinos siderales;
entre lirios y azucenas más y más y más se crecen
o navegan submarinos entre espacios de corales.
Ellos llevan el estigma de un amor que no se alcanza.
Ellos tienen la esperanza de una sed de eternidad.
Una sed que los trasciende, los rebasa y abalanza
más allá de sus anhelos, más allá de su ansiedad.
Son rebeldes, son porfiados, obstinados pertinaces.
Siempre, siempre enamorados del amor, de su
verdad.
En el alto firmamento son las lámparas fugaces
que iluminan fugazmente su perenne soledad.
Así son, como los ríos de corrientes caprichosas
que entre amores y amoríos siempre llegan a la mar
y sus cantos son reclamos de ternuras y de rosas
y sus versos emociones que no acaban de estallar.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC