Ciegos,
profanadores del sentido
y la verguenza,
coloquiales bastardos
de la fe ajena,
que dibujan crucifijos
en su intolerancia extensa
y se ufanan de la gloria
de los demàs vestigios.
Ciegos,
inhumanos y afables transeuntes
de la vida taciturna,
coloquial y cotidiana,
parecen artìfices de sus
propias columnas
en los medios que la noche
capturò entre sus alas.
Ciegos,
increibles baluartes
de las festividades ajenas,
se mofan del dolor
y atacan en las venas,
carecen de las siglas
al escaparse por asl ventanas.
Ciegos,
en la cùspide del cielo
regado por sus balances,
inquietos màrtires
que viven como antes,
ciegos y alumbrados
por la luz de las tinieblas,
viejos aladides
conspicuos atorrantes.